Adolescentes: una guía para padres sobre todos los cambios

El estereotipo del típico adolescente es perturbador para los padres y las imágenes evocadoras son tan perturbadoras que todos los padres desearían poder proteger a su pequeño angelical de todo. Pero cada niño debe crecer y pasar por esta adolescencia.

Está en manos de los padres amortiguar las fases difíciles, suavizar las duras realidades y brindar apoyo para que el niño pueda afrontar con soltura sus cambios fisiológicos y psicológicos.

Un niño tiene algunos rasgos innatos que pueden atribuirse a factores genéticos y hereditarios, pero muchos otros pueden ser moldeados significativamente por los padres y cuidadores.

1. La adolescencia es la fase de formación de la identidad

Es el momento en el que el niño comienza a percibir el mundo por sí mismo y muchas veces encuentra una imagen diferente a la que le pintan sus padres y cuidadores.

Esto lo hace pensar y se da cuenta de que tiene sus propias preferencias y elecciones, lo que en realidad es su primera iniciativa de formación de identidad. Bien o mal, en esta etapa quiere ceñirse a sus elecciones y discutir sobre ellas es un ejercicio inútil.

2. El inicio de la pubertad y los cambios físicos

La adolescencia también se caracteriza por cambios físicos notables, crecimiento acelerado con el desarrollo del cerebro y la pérdida de grasa del niño a medida que crece.

Muchos niños parecen torpes, con manos y pies largos. La pubertad o madurez física es un aspecto del crecimiento físico que se centra en el desarrollo de los órganos sexuales y los cambios hormonales.

En los niños, se manifiesta en el crecimiento de sus órganos sexuales, vello púbico y facial, así como un cambio en su voz. En las niñas, la pubertad conduce al crecimiento del vello púbico, al desarrollo de los senos y a la menarquia.

O el comienzo del ciclo menstrual, que marca tu transición a la feminidad. Estos cambios suelen ocurrir entre los 10 y los 14 años en las niñas y entre los 12 y los 15 años en los niños.

3. Cambios de conducta en los adolescentes

Échale la culpa a los cambios hormonales o a tu grupo de pares, pero los cambios de comportamiento son la mayor preocupación para los padres y cuidadores.

A partir de un comportamiento de adoración y admiración hacia padres y maestros, el niño se vuelve irritable, de mal humor, irritable, crítico y discutidor, temperamental y distante, insensible, poco cooperativo y pasivamente resistente.

Los padres que han reinado en un pedestal durante una década en su vida de repente se vuelven ‘horribles’ y una desgracia con quien no quiere ser visto. Hay un elemento de rebelión contra ser corregido, disciplinado o reprendido, y más si proviene de los padres.

4. Pensamiento abstracto de los adolescentes

El desarrollo del cerebro de un adolescente le hace pensar más allá de los atributos físicos de las cosas. El foco está en conceptualizar, buscar significados velados que analicen la verdad oculta más que los hechos evidentes.

El pensamiento abstracto también es una manifestación de la inteligencia y la capacidad del niño para investigar más profundamente.

5. Presiones sociales y emocionales

Todos los padres deben comprender que los adolescentes están bajo una inmensa presión en muchos frentes. Ahora quieren verse a sí mismos como socialmente aceptables, especialmente entre sus pares.

Su apariencia se convierte en un tema delicado y son extremadamente conscientes de sí mismos. Emocionalmente se muestran sensibles y confusos, exhibiendo cambios erráticos en las gradas.

En algunos momentos, pueden parecer adultos y maduros y, en cuestión de minutos, exhibir un comportamiento muy infantil.

6. Presiones sobre el rendimiento de los adolescentes

Los adolescentes de hoy se enfrentan a un mundo altamente competitivo en el que necesitan desempeñarse bien para lograr aceptación. Por lo tanto, el desempeño incluye no sólo actividades académicas sino también deportivas y sociales, y la presión resulta de expectativas poco realistas que exceden incluso la capacidad del niño.

Consideraciones finales sobre nuestros adolescentes

Todos los padres deben ser conscientes de estos rasgos típicos, algunos o todos los cuales se pueden encontrar en sus propios hijos . Aceptarlos, en lugar de tratar de alejarlos, es una postura preferible.

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